Esta obra está inspirada en la pintura de Rufino Tamayo, "Perro de luna".

El procesocreativo implicó una cuidadosa fusión de elementos naturales y artísticos, en particular, el uso de maíz mezclado con pintura azul para generar texturas únicas y evocadoras.

La elección del maíz no es casual; este elemento representa la conexión profunda y simbólica con la tierra y la cultura mexicana. La textura resultante, rica y rugosa, añade una dimensión táctil que invita al espectador a explorar más allá de la superficie visual.

El uso del azul predominante crea un ambiente nocturno, místico y casi onírico, en consonancia con el tema del "Perro de luna". Las pinceladas y mezclas de tonos azules reflejan el cielo nocturno y la luz lunar, imbuyendo a la escultura de un aura etérea y mágica. En conjunto, esta obra no solo rinde homenaje a Tamayo, sino que también invita a una reflexión sobre la identidad cultural y la conexión con la naturaleza.

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